Palmas para un dia inerte,
en la ineptitud de los meses,
en la ingorancia de los años,
de la irrelevancia de las semanas,
en la agonia de las horas,
y la muerte inminente de los minutos,
bajo la resistencia de los segundos
y la carencia de los instantes en los acontecimientos
acontecidos una y otra vez.
Palmas para la fiesta del tiempo
que se reusa a revelarse, mesquina,
y se idealiza en un futuro que paso.
Palmas para los idiotas espectadores del mundo
que celebran la crueldad del tiempo efimero
y la perdida de sus historias tan mortales,
cuanto sus sombras.
"Si no sera para tornarnos inmortales, qual es el punto de vivir, al final?"